Basados en información recogida en Suecia, investigadores afirmaron que aquellas personas que viven solas y que tienen un perro reducen los riesgos de morir luego de un accidente cerebrovascular isquémico (ACV) o de un ataque cardíaco, publicó este martes 8 de octubre la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes.
Para ello, relacionaron datos del Registro Nacional de Pacientes Suecos, que contiene información de personas de entre 40 y 85 años que sufrieron esas enfermedades entre enero de 2001 y diciembre de 2012, con los registros de canes del Club Kennel Sueco y de la Junta de Agricultura.
El resultado fue que el 5,7% de los 181.696 pacientes que habían sufrido un ataque cardíaco tenían un perro; mientras que el 4,8% de las 154.617 que había padecido un ACV también vivía con esa mascota.

En el caso del ACV, la baja de las posibilidades de muerte era de 27% y 12% respectivamente.
«Sabemos que el aislamiento social es un factor de riesgo fuerte para peores resultados de salud y muerte prematura. Estudios previos han indicado que los dueños de perros experimentan menos aislamiento social y tienen más interacción con otras personas», explicó Tove Fall, profesor de epidemiología molecular de la Universidad Uppsala (Suecia) y coautor de la investigación. En ese sentido, agregó que «tener un perro es una buena motivación para la actividad física, que es un factor importante en la rehabilitación y la salud mental».
Mejoras generales
Un segundo estudio basado en 3,8 millones de personas analizó información de 10 investigaciones previas y comprobó que los propietarios de canes reducen el riesgo de muerte 24% por cualquier causa, 65% por ataques al corazón y 31% por problemas relacionados con las enfermedades cardiovasculares.
«Tener un perro está asociado con el aumento del ejercicio físico, menores niveles de presión arterial y un mejor perfil de colesterol», explicó Caroline Kramer, endocrinóloga y científica clínica del Hospital Monte Sinaí de la Universidad de Toronto.